La Ruman, Perfidia y Sonacay, 2020. Acrílico sobre madera. 105 x 70cm. Cortesía de la artista


La Ruman: “En la misa empecé a acuñar y admirar el concepto de ‘señora'”

María von Touceda Por María von Touceda
10 Min lectura
La artista nos habla de sus referencias, su relación con el mercado del arte y próximos proyectos

Aun viendo porfolios y exposiciones todos los días nos seguimos sorprendiendo por la originalidad de algunos artistas. Está claro que no está todo hecho y eso lo constatan pintores como La Ruman que convierte la estética de los finales de los años 90 y los 2000 en una nueva iconografía pop acompañada de una personalísima manera de pintar que no encaja en ninguno de los estándares conocidos hasta ahora.

Isabel Mirallas Pindado (Bayarque, Almería, 1993), también conocida como La Ruman, estudió Bellas Artes en Aranjuez y en Macerata (Italia), donde desarrolló parte de sus proyectos personales. Su trabajo, pictórico en esencia, también aborda la escultura, la instalación y el collage digital, en un estilo definido por la artista como “Costumbrismo señorial” o “Epifanía ibérica”.

Utilizando normalmente en acrílico sobre madera, la artista presenta referencias de su infancia, algunas religiosas, junto con marcas famosas y objetos que se puede encontrar en bares castizos.

También realiza retratos, a la manera de pintora de corte, en los cuales los atributos de los representados forman parte de esa esencia cañí que destila su trabajo.

La Ruman ha expuesto tanto individual como colectivamente en ciudades como Madrid y Aranjuez y en otros países como Bélgica y Italia, entre otros.

 

 

 

La Ruman, Félix Tusell, a.k.a. La elegancia personificada, 2021. Acrílico sobre madera. 50 x 70 cm. Cortesía de la artista

 

 

 

P. En tus obras aparecen elementos pop mezclados con motivos noventeros y estética cañí, ¿cómo definirías tu estilo?

R. Pues supongo que sería algo así como Costumbrismo Señorial o Epifanía Ibérica. Como ejemplo y para crearos una imagen más visual sería algo así como el anuncio de la Preysler de Ferrero Rocher, pero en vez de la bandeja colocada en forma de pirámide de bombones, con banderillas.

 

 

 

La Ruman, Cría cuervos, 2019. Acrílico sobre madera. 50 x 70 cm. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Por qué te decantas por esas firmas famosas en muchos de tus trabajos?

R. Porque tengo la esperanza que algún día me patrocinen, como a los equipos de futbol o a los eventos cutres. Tengo mis preferencias, claro está. Para mí un buen combo de patrocinadores sería por ejemplo Mercadona, Albo, Versace, Carglass, Laca Nelly, Zarro.

 

 

 

La Ruman, El Señorito, Pura Sangre, 2020. Acrílico sobre madera. 50 x 70 cm. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Qué significan para ti los motivos tribales propios de los tatuajes?

R. Pues me gusta usarlos como elemento decorativo y despojarlos un poco de esa connotación dosmilera cañí (que estoy muy a favor todo hay que decirlo). Para mí es un elemento de alta alcurnia, tanto o más que cualquier ribete de retablo barroco.

 

 

 

La Ruman, Romance Sonámbulo. El martirio de Manuel Rodríguez Sánchez, 2021. Acrílico sobre madera. 112 x 62 cm. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Los motivos religiosos también suelen aparecer en tus obras, ¿cuál es la razón de estas referencias?

R. No sé, a mí me han llevado a misa cuando era chica, y me parecía un bochorno espantoso y muy innecesario, pero como me aburría como una mona me dedicaba a contemplar el popurrí visual que había dentro y supongo que allí empecé a acuñar y admirar el concepto de “señora”, esos estampados de los vestidos de las viejas de pueblo, los abanicos trifásicos que hacían un tintineo chocando con las cadenas de oro del pecho, la elección floral espantosa a la par que genial del altar, y un largo etcétera. Y supongo que todo eso se me ha quedado grabadísimo en la retina y ha pasado a formar parte de mi imaginario.

 

 

 

La Ruman, Mi Vida Loca, 2021. Acrílico sobre madera. 46 x 54 cm. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué tiene que tener un personaje para que sea objeto de retratar por ti?

R. Me considero pintora de corte, porque creo que encajo bastante en ese concepto, aunque al ser un título auto designado, yo elijo lo que me parece que tiene postín suficiente para ser retratado, claro está.  Y mi baremo para elegir a quién retratar es igual de variopinto que el que uso para afirmar que es igual de señorial el Museo del Prado que el Corte Chino y que los Ultramarinos que regenta una señora de barrio llamada Loli.

 

 

 

La Ruman, Paca la Parca, 2020. Acrílico sobre madera. 50 x 72 cm. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Qué emociones crees que despierta tu paleta cromática?

R. No se cuales despierta, pero me encantaría que fueran las mismas que siento yo cuando voy a mi pueblo y estoy en la cocina de mi tía Carmen, con un harén de mujeres de charleta alrededor de esa mesa redonda de mármol blanco que tiene, fumando y despotricando (o echándonos un chinchón), después de habernos comido un conejo al ajillo.

 

 

 

La Ruman, Juan José Moreno Cuenca, a.k.a El Vaquilla, 2016. Acrílico sobre madera. 40 x 40 cm. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Qué técnicas sueles utilizar para tus obras?

R. Siempre la misma, acrílico sobre madera, nada de lienzo que es para débiles (que nadie se ofenda, por dios). La madera es un material mucho más noble. Y también consideraría como técnica el hecho de que de un tiempo a esta parte busco el marco antes de pintar el cuadro. El marco es muy importante en mi obra y forma parte de ella, y me parece mucho mejor partir de esa base que, al contrario.

 

 

 

La Ruman, Sobre el difunto, el llanto, 2020. Acrílico sobre madera. 113 x 63 cm. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué significa el éxito para ti?

R. Que alguien esté dispuesto a invertir su dinero en mi obra, que le guste tanto un cuadro mío como para hacer el esfuerzo de pagármelo a plazos, aunque sea, quitándose de gastarlo en otra cosa para poder ponerlo en su casa y admirarlo, eso para mí es el éxito total, y me hace una ilusión que no me cabe en el pecho. Y ya el éxito definitivo sería no tener que trabajar más en cualquier cosa que no sea pintora de corte, eso ya sería lo más.

 

 

 

La Ruman, Romancero Rumano I. Reyerta Serrana, 2020. Acrílico sobre madera. 130 x 60 cm. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. Pues no soy yo muy buena estratega ni creo que tenga el conocimiento suficiente para combatir esa lacra, pero si hubiera un ministerio de la estética, que debería haberlo, obviamente el mundo del arte tendría un contacto estrecho. Y si María Félix no estuviera muerta, obviamente lo regentaría, y esa señora, con todas las letras, aparte de tener un gusto exquisito tenía mucha mano dura con todo lo que hoy consideramos machismo, y otro gallo cantaría, te lo aseguro. Os recomiendo que veáis una entrevista suya que no tienen desperdicio.

 

 

 

La Ruman, Perfidia y Sonacay, 2020. Acrílico sobre madera. 105 x 70cm. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Pues ahora mismo estoy trabajando en unos encargos de retratos que me han hecho, y después tengo en mente hacer algún díptico y algún tríptico, eso va a ser la panacea. Y mi proyecto un poco más a largo plazo, y el más ambicioso quizás, es sumergirme de lleno en el mundo del azulejismo, y trasladar mis cuadros a azulejos pintados a mano de grandes dimensiones. Vamos, en resumen, ser la azulejista del siglo XXI.

 

 

Puedes ver más obras de La Ruman en su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.