El artista nos habla de la búsqueda de su estilo, técnicas pictóricas y nuevos proyectos
Hay personas a las que no les gusta el arte contemporáneo porque creen que no lo entienden. La clave está en que no siempre hay que entenderlo sino solo disfrutarlo. Si te empecinas en racionalizarlo todo no dejas espacio al mero disfrute. Algunos artistas no tienen afán narrativo ni descriptivo, simplemente recrean atmósferas en las que el espectador puede perderse en una suerte de emociones que desatan los trazos y el color.
Misterpiro (Plasencia, 1994) comenzó su carrera artística con el grafiti y poco a poco se fue alejando de él y se puso a trabajar en formatos de estudio más pequeños, descubriendo nuevas técnicas pictóricas como el lápiz y la acuarela, y utilizando el papel como soporte principal frente a los muros y paredes.
Con el tiempo, estas dos formas de trabajo, tanto la calle como el estudio, se fueron fundiendo hasta crear un estilo propio, caracterizado por la manera de generar atmósferas que logra tanto con el espray como con la acuarela.
Aunque haya estudiado Diseño Gráfico en la Universidad Complutense de Madrid, Misterpiro huye de los recursos digitales y apuesta por técnicas pictóricas analógicas más próximas a la plasticidad que quiere recrear en sus trabajos.
A través de manchas y degradados de color realiza unas obras donde él mismo se va sorprendiendo del fluir pictórico que, poco a poco, va amoldando a los soportes donde plasma sus obras.
Misterpiro habla de generar sensaciones más que de crear reflexiones. Una apuesta emocional que sin duda sabe enfocar a los ojos del espectador.
Este artista ha expuesto y realizado murales, tanto individual como colectivamente, en casi todo el territorio nacional y en lugares como Roma, Miami, París, LX Factory de Lisboa, entre otros. Ha colaborado con una serie de marcas como BMW, Nike, Spotify, Nordic Mist y Mahou.
P. ¿Qué valor le das a lo que has aprendido en la calle y a lo que te han enseñado en la facultad?
R. En la calle sobre todo aprendes a jugar con el gran formato, a trasformar espacios, el feedback directo del entorno y a adaptarte al medio, sobre todo cuando viajas y estás lejos de lo que dominas: materiales nuevos, nuevas formas de trabajo, otros ritmos de producción, etc.
Personalmente lo que me aportó la facultad fue muy diferente. Yo estudié diseño gráfico y esto me permitió complementarme a mí y a mi obra con nuevas técnicas, la mayor parte de ellas digitales, nuevas visiones, posibilidades y formatos donde desarrollarlas.
P. En tus obras superpones técnicas como la acuarela y el espray. ¿Qué sensaciones aporta cada una a tu trabajo?
R. La acuarela, que fue de las primeras técnicas que empecé a utilizar cuando era niño. Le aporta a la obra una atmósfera delicada y volátil, te deja ver a través las capas que tiene la pieza y puedes profundizar mucho en ella. Por otra parte, el espray le aporta movimiento y solidez. Me parece interesante encontrar un buen diálogo y equilibrio entre las dos.
P. Hay una gran preponderancia de los tonos rosas, azules y amarillos en tus pinturas y grafitis. ¿Qué emociones dirías que despierta tu paleta cromática?
R. Como todas las emociones es algo impulsivo, que sale de dentro. No le suelo encontrar ninguna explicación racional, simplemente es el placer visual y el bienestar que me produce a mí mismo construir y componer una pieza solamente apoyando o mezclando un color sobre otro, equivocándome una y otra vez hasta quedarme en paz. Esto a veces puede llegar a ser infinito.
P. Además del tamaño de las obras, ¿qué cualidades diferentes tiene tu trabajo cuando es en la calle y cuando es en el estudio?
R. La producción, el clima, los medios elevadores y el esfuerzo físico, cada mural es un mundo, una situación y un reto diferente. Hay que tener en cuenta todos esos factores para poder empezar a trabajar. También tienes que tener en cuenta que estás transformando un soporte en un espacio público, te estás exponiendo directamente al observador y no para todo el mundo es agradable tu trabajo.
Sin embargo, en el estudio es todo más cómodo, estás tu pieza y tú, con la luz, la temperatura y la música que quieres, el proceso es más íntimo y puedes permitirte experimentar. Lo que más echo de menos cuando estoy pintando murales es poder poner el soporte en horizontal, ese juego de cambio de planos lo disfruto mucho en los cuadros.
P. ¿Por qué le das más importancia a las sensaciones que a las reflexiones?
R. Porque es lo que siento cuando trabajo, no intento pensar en nada, me intento abstraer de todo lo que me preocupa, me alegra o me rodea… No transmito ideales ni conceptos que te hagan pensar. La mayor parte de las veces las piezas llevan un concepto o una línea a seguir, pero cuando están en conjunto con otras. Por eso quiero que el espectador se deje llevar, se introduzca en la pieza y viaje por ella sin pensar en nada, como cuando viajas en avión y vas mirando por la ventanilla. Aunque también pueden reflexionar y encontrar su propio significado, ¡si quieren!
P. ¿A qué artistas de tu generación admiras?
R. A muchas, tengo mucha admiración por artistas de mi generación, no sólo por pintores abstractos, casi que más por pintores figurativos o ceramistas como por ejemplo Wynnie Mynerva, Nicolas, Kosh, Amaya Suberviola, Oh de Laval, Cesc Abad, Gabriel Coca, Ana Barriga, Nelio Riga, Maria Pratts, Pavel Rtue, GVIIIE o Julio Galindo.
P. ¿Qué han aportado las RRSS a tu trabajo?
R. Muchas cosas buenas. Lo que más me gusta es el contacto directo, doy mucha importancia a estar conectado ya sea con artistas, clientes, plataformas, galerías, instituciones o marcas. Todo el mundo tiene redes sociales y de esta manera es muy fácil, a parte de ser visible, encontrar nuevas maneras de trabajar y llevar a cabo colaboraciones de cualquier tipo. También de ser cercano con las personas que están interesadas por tu trabajo.
P. ¿Para qué marcas has trabajado y cómo valoras la experiencia?
R. Algunas marcas como Levis, BMW, Foot Locker, Mahou, Nordic Mist, Spotify… Todas ellas me han aportado también mucha visibilidad y sobre todo experiencia, retos de producción y adaptación de tu obra a otros formatos, creando piezas y murales que por medios y presupuesto tú no podrías hacer por ti solo, yo lo veo así. Aun que no es mi prioridad como artista.
P. ¿Cuál dirías que es la mejor estrategia para erradicar el machismo en el ámbito artístico?
R. Lo tengo clarísimo desde hace mucho tiempo porque lo llevo viendo desde que empecé a pintar y, es que tanto en las exposiciones colectivas, como en los festivales de arte urbano o cualquier evento que englobe a varios artistas, el porcentaje de hombres es muchísimo mas alto siempre. Creo que empezando por un cincuenta por ciento mínimo de mujeres seria empezar por algo.
P. ¿En qué estas trabajando ahora?
R. Ahora mismo me encuentro en Barcelona transformando varias zonas de un Flax and Kale y preparando nuevas piezas para una exposición colectiva itinerante junto a los artistas de IAM, que empieza en septiembre en Alemania, y continua por diferentes países a lo largo de los próximos meses.
Puedes ver otras obras de Misterpiro en su página web y perfil de Instagram.