La magia de Magritte desembarca en España

Danielle Cruz Por Danielle Cruz
7 Min lectura
El Museo Thyssen acoge del 14 de septiembre al 30 de enero la primera retrospectiva del artista belga en más de treinta años

Vuelve a España la obra de René Magritte (Lessines, 1898 – Schaerbeek, Bélgica, 1967). La última vez que su obra se expuso en una gran retrospectiva ha sido en 1989, en la Fundación Juan March de Madrid.

El Museo Thyssen de Madrid acoge durante esta temporada La Máquina Magritte, exposición comisariada por Guillermo Solana, director artístico del museo, y que reúne casi cien obras del artista belga, además de fotografías y videos de su autoría, en una instalación especial.

Paradojas, escenas dentro de escenas, dentro de objetos y objetos gigantes han sido algunos de los recursos utilizados de Magritte en su proceso creativo. Para conocerlo en detalle, recorrido de la muestra está organizado en diferentes capítulos en base a estos recursos metapictóricos.

 

 

 

René Magritte, Delirios de grandeza, 1962. The Menil Collection, Houston. © René Magritte, VEGAP, Madrid, 2021. Crédito fotográfico: Paul Hester

 

 

 

Un cuadro dentro de un cuadro

 

“Los poderes del mago” es el capítulo que da inicio a la exposición. En este apartado se presentan algunos autorretratos que explora la figura del artista y los superpoderes que se les atribuyen.

En “Imagen y palabra”, cuestión asociada a Magritte gracias a las reflexiones de Foucault, está centrado en la utilización de texto en la pintura, y los conflictos que se generan entre los signos de la palabra y los figurativos.

Ya tercer capítulo, “Figura y fondo”, está dedicado a las paradojas generadas por la inversión de figura y fondo, y “Cuadro y ventana” es el espacio dedicado a su motivo metapictórico más frecuente, el cuadro dentro del cuadro.

 

 

 

René Magritte, La perspectiva amorosa, 1935. Colección privada, cortesía de Guggenheim, Asher Associates. © René Magritte, VEGAP, Madrid, 2021

 

 

 

En “Rostro y máscara” se abre a otro motivo: la supresión del rostro de la figura humana, otro de los trazos recurrentes en Magritte. Figuras de espalda y con el rostro cubierto, nos enseñan las influencias del artista, como pudo ser la pintura metafísica Giorgio de Chirico, como también su propia biografía. La vida del artista estuvo marcada por el suicidio de su madre cuando era niño, encontrada en los márgenes de un río con el rostro tapado por el camisón.

La visita acaba con los capítulos “Mimetismo”, que dedica el espacio al mimetismo animal, proceso de metamorfosis por el que pasan figuras y objetos, y “Megalomanía”, donde el artista trabaja el cambio de escala que genera nuevos contextos para el cuerpo u objeto.

 

 

 

René Magritte, La firma en blanco, 1965. National Gallery of Art, Washington, Collection of Mr. and Mrs. Paul Mellon. © René Magritte, VEGAP, Madrid, 2021

 

 

 

Las diferencias del surrealismo belga

 

Cuando Magritte y Georgette Berger llegaron a París en 1927, invitados por un amigo galerista, no se conectaron bien con las exigencias y estilo de vida de los surrealistas parisinos. Vistos como un matrimonio convencional, que a la vez veía a los parisinos como dogmáticos, la pareja volvió a Bélgica tres años después.

Esta distancia que ha sentido Magritte puede que ayude a entender el sentimiento que difiere el surrealismo belga, más ligado al dadaísmo, del parisino. En el mismo año que André Breton publicó el Manifiesto surrrealista (1924), Paul Nougé, Camille Goemans y Louis Scutenaire publicaban en Bélgica su revista Correspondence, la primera de una serie de publicaciones, incluyendo Œsophage (1925), Marie (1926) y Distances (1928), en las que participó Magritte.

 

 

 

René Magritte, Los paseos de Euclides, 1955 Minneapolis Institute of Art, Mineápolis, The William Hood Dunwoody Fund. Courtesy Ludion Publishers. © , VEGAP, Madrid, 2021

 

 

 

Los surrealistas belgas tenían sus discrepancias teóricas. Paul Nougé criticó la idea bretoniana de “automatismo”, método creativo que suprime la acción consciente del proceso, a favor de la deliberación. Los belgas se preocuparon, además, por la imagen, la palabra y la música, más que por su inconsciente.

En oposición a este automatismo psíquico, aparece a obra de René Magritte. Centrado en cuestiones más conceptuales que fantásticas, el artista creó una extensa obra con los recursos metapictóricos propios del pensamiento surrealista.

 

 

 

René Magritte, El museo de una noche, 1927. Colección privada. Courtesy Ludion Publishers. © René Magritte, VEGAP, Madrid, 2021.

 

 

 

El nombre de la exposición La Máquina Magritte está inspirada en una supuesta sociedad cooperativa creada por Magritte y sus amigos en los años cincuenta llamada La Manifacture de Poésie.

Entre los productos del catálogo incluía una “máquina universal para hacer cuadros”, capaz de crear un “número ilimitado de pinturas pensantes”. La exposición se presenta como una máquina metapictórica, con obras que reflexionan sobre la pintura misma.

La Máquina Magritte podrá verse en el Museo Thyssen de Madrid del 14 de septiembre al 30 de enero de 2022. La muestra viajará al CaixaForum Barcelona en 2022, del 24 de febrero al 5 de junio.

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Es editora de elemmental. Doctoranda en Comunicación. Estudió Edición y Filosofía. Amante del arte y los nuevos medios. Estuvo antes en el Cultura/s del diario La Vanguardia.