En ‘Infocracia’, ensayo filosófico recién publicado en España, Byung-Chul Han traza una prodigiosa crítica a la sociedad y los medios digitales
Byung-Chul Han (Seúl, 1959) está revolucionando la filosofía. Lo hace, desde los códigos modernos del lenguaje, pero avalado por la eterna necesidad humana de construir un discurso.
Han, en tiempos matematizados, donde los números y las opiniones imperan sobre los hechos y el análisis reflexivo, retorna al pensamiento. Hasta el momento, la multitud de obras publicadas, algunas de ellas convertidas en best seller, lo han aupado como uno de los pensadores del momento.
Para entender quién es Han, o qué propone el filósofo germano-coreano, más bien, hay que mirar primero a su contexto. Junto con otros pensadores como Markus Gabriel o Slavoj Žižek, Han representa el tridente que sitúa la filosofía de moda entre las masas. Este último detalle me parece relevante por partida doble, ya que la popularidad propaga con eficacia las ideas, pero también las degenera con rapidez.
Han regresa al panorama filosófico con Infocracia, editado en castellano por Taurus. Siguiendo el estilo que le ha hecho famoso, en apenas un centenar de páginas sumerge al lector en el actual panorama digital y sus vicisitudes. Una indagación más que necesaria para nuestra época.
Infocracia es un muy buen ensayo filosófico: sintético, bien estructurado y tremendamente accesible para todos los públicos.
¿Qué es Infocracia?
Infocracia es la forma en que se constituye la sociedad nombrada así por el filósofo surcoreano. Al hablar de “infocracia” estamos mencionando un neologismo, como lo es –cada vez menos– el de “aporofobia”, acuñado por la filósofa española Adela Cortina.
La edición de Taurus es de buena calidad a la par que ligero. No pesa, el tipo de letra y su tamaño son agradables. También la textura del papel. Se trata, por tanto, de un ensayo cómodo en las manos del lector. Estos detalles, elogiosos para la editorial con sede en Barcelona, no son baladíes. De hecho, jamás lo han sido: un libro que dificulta su lectura espanta al mejor de los lectores.
Dicho esto, la técnica que emplea el autor del celebérrimo La sociedad del cansancio es muy ameno. Logra con soltura aportar una solución al problema sempiterno del ensayo filosófico.
Quizá se pregunte el lector o lectora de esta crítica: ¿cuál es esta dificultad? El propio análisis racional que obliga la filosofía. Pensar requiere tiempo, dedicación. Expresar exige narrar. Y la narración implica cierto grado de alejamiento de la realidad. No puede existir la literatura sin el componente de la fantasía.
Pero el filósofo se debe –supongamos, como debiera ser, por necesidad vital– a la verdad. Al contar lo que hemos “descubierto” estamos haciendo literatura. Y explicar, demostrar y argumentar no se lleva muy bien con la imaginación.
¿Ensayo extenso y difícil o cursi y charlatán? Han lo soluciona apostando por la brevedad en sus frases y su sucesión a modo de cascada informativa. Engarza una ida con una referencia, una cita con una proposición. Infocracia es, en resumen, un muy buen ensayo filosófico: sintético, bien estructurado y tremendamente accesible para todos los públicos.
Han desarrolla cómo el actual modelo de interacción social, que él llama el “régimen de la información”, devora la natural inclinación racional humana.
Una crítica a la sociedad de la información
Pero como sucede con todo rosal, tomar la delicada flor obliga a herirnos los dedos. Byung-Chul Han propone en Infocracia una crítica la sociedad de la información desde dos direcciones.
La primera, la observación de los fenómenos asociados a las nuevas tecnologías, como la proliferación de fake news o el constante procesamiento de datos. La segunda, la tradición, lo que otros autores han dicho hasta la fecha sobre los distintos conceptos y escenarios de los que se nutre la infocracia.
Han va desarrollando cómo el actual modelo de interacción social, que él llama el “régimen de la información”, devora la natural inclinación racional humana.
La era digital explota el pathos, la emoción. Por otra parte, estar conectados mediante multitud de redes sociales a través de smartphones que llevamos en el bolsillo genera una cantidad de datos inimaginable.
Nos hemos convertido, en consecuencia, en producto desde el punto de vista económico, pero también en sujeto de control social.
Ambas esferas conducen a dos situaciones paralelas y entrelazadas, en opinión de Han. La más evidente, que lo que se dice parece imponerse de forma casi absoluta sobre los hechos.
Ya no importa tanto qué sucede como qué quiere creer cada cual que ha sucedido. Por otra parte, el flujo continuo de datos de miles de millones de personas en tiempo real alimenta los sueños de los dataístas. Se trata, en verdad, de otra aspiración ancestral: el poder absoluto. Eso sí, disfrazado de gestión, optimización y bienestar futuro.
Han alerta del peligro de no oponerse a los designios de quienes pretenden convertir el flujo de datos en un sustituto del debate político. Sin acción comunicativa no hay democracia. Y sin democracia, sin una ciudadanía libre para disentir, compartir ideas e intentar convencer a su prójimo, la libertad se esfuma.
Filosofía para un público amplio
Byung-Chul Han ha escrito un nuevo ensayo que sigue su línea filosófica tanto en crítica al capitalismo actual como a la nueva realidad del big data.
Se trata, en consecuencia, de un libro accesible al público en general donde expone sus planteamientos de forma directa, muy meticulosa y sin cortapisas. No dialoga con el lector, sino que le ofrece el equivalente escrito a una conferencia. En este sentido se trata de un ensayo muy tradicional en su forma y estructura literaria.
Han justifica sus premisas con pocas notas, que en la edición de Taurus aparecen recopiladas al final del texto, para no estorbar. Quizás adolece el libro de una escasez de desarrollo demostrativo, que en cambio queda disfrazado del constante apoyo en las citas que he mencionado antes. Arendt, Foucault, Habermas, Seeman… Multitud de pensadores desfilan por las páginas de este ensayo.
También, si he de adolecer otra cosa en el libro, es la falta de oposición crítica. Quiero decir, que un autor también debe exponer el contrario a lo que defiende, precisamente para solidificar la defensa. En este aspecto, Infocracia quizá se inclina hacia el libelo que hacia el ensayo filosófico.
Sin embargo, ¿qué obra del pensamiento no es, si despojamos los elaborados artificios del lenguaje y del pensamiento, un pasquín sofisticado?
En conclusión, Infocracia me ha encantado tanto en lo que Byung-Chul Han expone y defiende como en la frescura con la que está escrito. Quien decida adentrarse en el ensayo se encontrará con un libro delicioso que le invitará a detenerse en la idea en tiempos de esperpéntico frenesí. No lo dejen escapar.
Byung-Chul Han, Infocracia, 2022. Traducción: Joaquín Chamorro Mielke. Taurus. 112 páginas. 13,90 €
