Ana Barriga: «Pienso que el arte es universal por encima del género del creador»

María von Touceda María von Touceda
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La artista andaluza nos habla de sus motivaciones estéticas, su modo de trabajar y sus proyectos futuros

Ana Barriga (Jerez, 1984) es una artista cuya obra tiene un magnetismo especial. Si te la encuentras en una feria de arte tu mirada te obligará a acercarte a su stand para apreciar de cerca su trabajo.

En sus obras trata de encontrar el equilibrio entre la razón y la emoción a través de una estética muy personal. Los temas elegidos para pintar son tratados de manera lúdica de tal forma que el juego es el motor de un lenguaje que habla de la vida y sus derivas en un tono divertido, casi infantil, pero sin olvidarnos de las reflexiones adultas que nos hacen avanzar como personas.

Hablamos con ella sobre los porqués de su trabajo.

 

 

 

Ana Barriga, Mi curro, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Tu obra proyecta una belleza a la que se llega a través de lo lúdico. ¿Es esto una filosofía de vida?

R. Pues no sé si podríamos llamarlo filosofía de vida o no, supongo que es una forma de canalizar las cosas que me inquietan. Por un lado lo lúdico y el sarcasmo me sirven para restarle seriedad a temas relevantes a la hora de hacer los bodegones y, por otro lado, quizás se suma un reflejo de como entiendo mi propio trabajo en el estudio. Me encanta lo que hago y me divierto mucho haciéndolo.

 

 

 

Ana Barriga, ¿Bailas?, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Tus acabados esmaltados y la mezcla de técnicas como óleo y spray son tu marca de la casa. ¿Cómo fue tu deriva artística hasta llegar a este estilo tan personal?

R. Pienso que es fruto de la pasión convertida en mucho trabajo, un camino desconocido que no tuve miedo a probar. Mi introducción en el arte ha sido un proceso paulatino, comencé haciendo muebles cuando estudiaba ebanistería y de ahí fui ampliando los estudios hacia la escultura. Cuando entré en la facultad tuve una asignatura en primero que te obligaba a comprar materiales de pintura, desde aquel momento quedé totalmente enganchada a la magia que tiene el propio medio.

Empecé pintando con acrílicos y fue en tercero de facultad cuando una amiga me convenció de pintar en óleo. Eso fue todo un descubrimiento, los matices, el color, el secado… y a partir de ahí ya no hubo límites. Comencé a probar con todo lo que se me ocurría que podría funcionar y de ahí el uso imprescindible en mi trabajo del esmalte, el óleo y el spray.

 

 

 

Ana Barriga, El guepardo, el leñador y ella, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. El baile es un leitmotiv en tu obra, ¿qué peso emocional crees que suma a tus trabajos?

R. Me interesa el baile por varias cuestiones, por un lado en nuestra cultura el baile pertenece al juego. Su culmen sería cuando uno está escuchando música y, si encima está disfrazado, ese halo envolvente tiene la capacidad real de llevarte a una búsqueda de espacios transicionales entre la realidad y la ficción. Bailando se llega a ese espacio intermedio entre lo real y la imaginación donde, según filósofos como Shyla o Huizinga, entre otros, hablan sobre el estado más puro del hombre. También me interesa el uso del baile en la historia no como goce y disfrute corpóreo, sino como reivindicación social.

 

 

 

Ana Barriga, El bocachoco, 2017. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras el conocimiento del dibujo clásico, tan presente en Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, donde has estudiado, en una obra tan contemporánea como la tuya?

R. Te iba a decir que en un principio no tendría por qué ser imprescindible el dibujo para hacer pintura, pero en mi caso es totalmente necesario. Yo parto del dibujo aunque después no se vea, pues en la mayoría de mis obras queda oculto con la pintura. Si te fijas de cerca en mis cuadros se nota el trazo del rotulador con el que planteo la imagen. La formación que he tenido en la facultad no ha podido ser mejor, me siento súper afortunada. Entré en la facultad sin idea de dibujo alguna, y las clases de dibujo con modelos del natural me enseñaron muchísimo, no sólo a copiar una forma de la realidad, también a valorar y creo esto es lo más importante: visualizar la belleza de cada cuerpo, cada cosa que tenemos a nuestro alrededor y poder plasmarla con tus manos. Controlar lo que tu cabeza piensa, o ve, y que tu mano sea capaz de hacerlo. Aunque desde fuera pueda parecer clásico, que lo es. Pienso quizás porque no he conocido otra cosa, que aprender las técnicas es un útil necesario, es una herramienta más a tu favor para hacer con ella lo que quieras.

 

 

 

Ana Barriga, De animales a Dioses, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cuál es tu contexto ideal para trabajar?

R. Me gustaría tener un equipo de trabajo con especialistas en campos que no necesariamente estuviesen dedicados al arte. Las verdaderas aportaciones históricas se han realizado en comunidad, creo que es un error plantear una carrera individualizada cuando tenemos tanto que aprender.

Mientras tanto me conformo con mi cueva: rodeada de objetos de todo tipo, un lugar cerrado y tranquilo con luz artificial, eso me permite valorar el color con total armonía sin que la luz cambiante del día influya. Como ventana al mundo un buen programa de radio que dependiendo del día cambio por escuchar boleros, música italiana de los 60 y 70, rock, trap, jazz, flamenco…. ¡me gusta todo y al igual que con mi pintura lo mezclo a mi antojo!

 

 

 

Ana Barriga, Mi pequeña flor, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Eres una artista muy valorada en tu tiempo. Te han concedido multitud de becas y premios importantes, ¿te sientes una privilegiada?

R. ¡Con esta pregunta he esbozado una sonrisa! Claro que me siento privilegiada, a lo largo de mi corta trayectoria me he encontrado con muchos artistas buenísimos que pienso no tienen el reconocimiento que se merecen. Es un camino lleno de obstáculos, no es imposible, pero sí lo suficiente pare dejar a muchos en él.

Siempre he pensado y sigo pensando que tengo mucha suerte, trabajo muchísimo, ¡pero cada proyecto es una inyección de vida! Ahora mismo llevo 5 proyectos a la vez para antes de marzo, mi vida me supera, pero es una pasada poder seguir pisando fuerte, ¡la cosa se está poniendo seria! [risas]

 

 

 

Ana Barriga, Aunque llores, 2015. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Has pintado un camión para Truck Art y tienes un mural aquí en Somo (Cantabria). ¿Qué tal la experiencia como artista urbana?

R. Sigo siendo una pintorcilla aunque a veces lo haga en la calle… [risas] Lo de Truck Art fue un proyecto muy especial que me hizo crecer muchísimo, plantear una imagen móvil, con esas dimensiones, fue todo un reto, ¡un reto salvaje! Con el mural de Somo, como con el camión, le he perdido el miedo a los formatos grandes, ha puesto en orden mis capacidades. Ahora mismo me siento capaz de todo. La verdad que es apasionante todo lo que envuelve al arte urbano. Para mí hasta ese momento desconocido y del que tengo tanto que aprender.

 

 

 

Ana Barriga, Ni trono ni reina, 2017. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Crees que existe un «arte femenino» o más bien piensas en un arte que reivindica lo femenino?

R. Espero que no exista un “arte femenino”. Pienso que el arte es universal por encima del género del creador. Cuando disfruto de una obra no me planteo el índice de masculinidad o feminidad que hay en ellas al igual que cuando tengo la menstruación no cambio los colores de mis obras. La iconografía o el formato entre otras cosas, de ser así, ¿podríamos decir entonces que mi pintura es masculina? Una de las funciones del Arte ha sido criticar y reivindicar mejoras en aspectos de nuestra vida tanto individual como grupal. Y creo que la defensa de los derechos de la mujer o de la feminidad puede ser objeto de ciertas formas artísticas, sin duda necesarios pero no implica la esencia de las mismas. En mi opinión, el arte es universal y es algo diferente de sus contenidos y funciones.

 

 

 

Ana Barriga, Ni dios ni amor, 2017. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras las redes sociales en la proyección de los artistas jóvenes?

R. A nivel de aprendizaje o estar al día de lo que ocurre siempre es positivo poder seguir cosas que me interesan desde cualquier parte del mundo. Respecto a mostrar mi trabajo es una putada, porque la pintura para vivirla hay que respirarla en directo pero, bueno, te puedes hacer una idea.

 

 

 

Ana Barriga, Salvate tú, 2017. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Son los títulos de tus trabajos una obra en sí mismos?

R. Mis títulos no describen las obras, más bien las acompañan. Intento que fomenten ese carácter lúdico, sarcástico o incluso gamberro, que tienen.

A veces también tienen historias ocultas que son fáciles de encontrar, como Baila cueca sola o El taller de las moscas, que toma como base el nombre con el que de forma coloquial llamaban al taller de Milanes de Metellino, famoso por la habilidad que tenían sus artesanos en el arte del “disimulo” y de la “ocultación” de las imperfecciones. Sirve de referencia para hablar sobre lo oculto del tesoro, mostrarlo y confundirlo con elementos banales. En cierta manera sirve de referencia a cierta condición del artista clásico, como aquel que construye tesoros a base de ocultar errores, que idealiza la materia a base de esconder sus imperfecciones.

 

 

 

Ana Barriga, En algo hay que creer, 2015. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Cuéntanos un poco en qué nuevos proyectos estás trabajando.

R. Pues estoy liada con Generaciones, ARCO, MACO, colectiva en Rafael Ortiz y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Todo esto lo tengo para antes de marzo. No sé cómo se desarrollará el resto del año, pero ha empezado pisando fuerte.

 

Ana Barriga es la prueba fehaciente de que el artista que se divierte con su trabajo refleja esa pasión en su obra. Una pasión colorista que atrae a cualquiera y llena de goce al espectador que se deleita con sus texturas y juegos. La seriedad de un trabajo exquisito a veces se juzga por lo bien que lo pasamos ante él. Y eso, pese a quien le pese, es la magia del arte, que tan bien plasma esta artista de la que seguro que pronto volveréis a tener noticias.

 

Puedes ver más obras de Ana Barriga en su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.