El artista presenta una nueva serie de pinturas realistas con un toque surrealista
La increíble técnica del pintor americano Matthew Grabelsky puede llegar a confundir a algunos espectadores, entre los cuales me incluyo.
La combinación de elementos hiperrealistas con personajes de lo más inusitados podría pasar tranquilamente por un fotomontaje. Todo parece cuadrar a la perfección: el escenario, los colores y, por supuesto, las texturas que elige para cada escena.
Eso es porque él se inspira directamente en los pintores académicos y naturalistas del siglo XIX, estilo del cual se enamoró en la facultad y decidió especializarse. Al venir de una familia de artistas, seguir el camino del arte le ha sido más fácil. Sin embargo, Grabelsky estudió Astrofísica además de Arte e Historia del Arte.
Obsesionado con hacer la pintura perfecta, el artista cuenta que su pasado en la ciencia le sirve mucho para el oficio. La física, la perspectiva y la utilización de la luz son conocimientos fundamentales. Además, ha perfeccionado su técnica en escuelas en Florencia y en París, aprovechando la gran cantidad de museos que estas dos ciudades ofrecen.
El cosmopolitismo es patente en su trabajo. Creado en Nueva York, la mayoría de sus cuadros tiene el metro de allí como paisaje de fondo. Y aunque no descarte que paulatinamente vaya a retratar también la ciudad Los Angeles, donde ha nacido y vive actualmente, el artista comenta que Nueva York siempre le vuelve a la mente: «el metro es un espacio donde todos en algún momento se juntan, independientemente de quien sean. Por eso es icónico y reconocible de manera instantánea», dice.
Una se podría preguntar qué representan las cabezas de animales que Grabelsky regala a sus personajes. Para él, los animales equivalen simbólicamente a las fuerzas inconscientes de la mente humana. Evocan, de cierto modo, una irracionalidad, a la vez que hacen contraste con las situaciones completamente mundanas en las que están inscritos.
A través de los animales encontramos toda una serie de motivaciones psicológicas y mitológicas que nos ayudan a completar el relato de sus escenas. La combinación armónica de colores, además de los objetos que ellos sujetan, muchas veces revistas, tampoco quedan fuera. Son una parte importante de sus intereses y sin duda nos ayuda a entenderlos mejor.
En general, en las obras de Grabelsky vemos diversas parejas, también padres e hijos, donde la mayoría de los animales son hombres. Para él, lo fascinante de todo eso es captar el momento en donde el lenguaje corporal habla por sí mismo.
De ahí que tenga como método hacer sesiones fotográficas con amigos y familiares como parte de su proceso creativo, ya que logra sacar de ellos toda esa intimidad y cercanía. Una vez hechas las fotos, el artista se pone en el ordenador para hallar una composición que le satisfaga y pinta a partir de ella. El nivel es impresionante.
Si la intención era que tratáramos de descifrar a sus personajes, el objetivo ha sido alcanzado con éxito. Grabelsky, a través del realismo, logra llevarnos a un corto viaje con sus criaturas fantásticas y hacernos empatizar con ellas completamente.
Matthew Grabelsky presenta Jungle Train hasta el 24 de agosto de 2019 en la galería ThinkSpace Project de Los Angeles. Puedes ver más trabajos suyos en su página web y en su perfil de Instagram.
