Yolanda Dorda: “Busco la manifestación del placer femenino sin tabúes”

María von Touceda Por María von Touceda
18 Min lectura
La artista nos habla de su carrera, su imaginario y su técnica pictórica

Retratar la intimidad ha sido un tema recurrente en la Historia del Arte, donde la mirada del artista incide en las sensaciones que ésta nos produce.

En el caso de Yolanda Dorda (Barcelona, 1974), la intimidad es un universo en sí mismo en el que podemos perdernos a través de la personalísima gestualidad de esta artista catalana.

La obra de Yolanda Dorda tiene un trasfondo psicológico, además de ese fuerte carácter intimista, al que no le hace falta la minuciosidad de los detalles para hablarnos de los estados de ánimo.

Sus pinturas se potencian gracias a su gestualidad grandilocuente, de la que cada pincelada define y vela a la vez, una suerte de misterio que abandera la personalidad de esta artista.

El trabajo de Dorda plantea una visión de los cuerpos y de las expresiones que va más allá del reflejo, para llevarnos a un reconocimiento complejo de su realidad, cuya belleza rezuma gracias a la fuerza y la pureza de su representación.

Graduada en la Escuela de Arte Pablo Picasso de A Coruña, optó por la escultura como especialización y continúa formándose en Londres, teniendo la pintura como su principal medio de expresión.

Ha sido becada por el MACUF y también por la Fundación CIEC. Premiada en múltiples certámenes de arte, residió en Londres, Nueva York y Barcelona.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título (Vogue episode 11), 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿A qué se debe el protagonismo que le otorgas a la piel en la mayoría de tus trabajos?

R. Me parece curiosa esta apreciación sobre la piel. Siempre he pensado que el protagonista de mi trabajo es la expresión, el rostro, el cuerpo, la carne. Pero claro, la piel es parte de todo ello. Disfruto trabajando la piel por la tonalidad, por las posibilidades cromáticas. Siento una especial atracción hacia la calidez de la piel, quizá inspirada por los anglosajones. Y es través de ciertas tonalidades como las grisáceas –por las que siento una fuerte debilidad– y con las que intento dar vida a estos cuerpos y rostros.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título (Vogue episode 5), 2011. Cortesía de la artista

 

 

 

P. En muchas de tus obras retratas escenas íntimas femeninas, algunas incluso hacen alusión al orgasmo. ¿Qué crees que aporta tu visión del desnudo femenino, históricamente plasmado por hombres?

R. La visión que muestro nace de mi condición de mujer. Es una visión puramente femenina. Por eso no busco la acostumbrada satisfacción de la mirada masculina, sino la manifestación del placer femenino sin tabúes. Para mí es algo más íntimo. Cuerpos seduciendo, orgullosos de su feminidad y dominantes, muchas veces con una elevada carga sexual. Son retratos intimistas donde la ambigüedad se desliza entre el placer y el dolor y nos muestra una mujer liberada y entregada por completo al disfrute de su ser. Doy una mirada de la mujer no como objeto, sino como persona fuerte que vive y disfruta su sexualidad.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. La infancia también es un tema recurrente en tu trabajo. ¿Qué te aporta como artista esta etapa vital?

R. La infancia es la etapa que va a definir quienes vamos a ser. De ahí que sea fundamental en la vida y, en mi caso, para mi trabajo. En la infancia se dan la mano lo real y lo imaginario. Lo que sobreviva de esa interacción será lo que permanezca en el recuerdo. Muchas veces has vivido cosas que olvidas, otras veces tú creas tus propios recuerdos. Tu realidad es imaginada, especialmente si has tenido algún trauma que tu cerebro se esfuerza por ocultar. De ahí que la infancia tenga también un lado oscuro, vulnerable, velado y oculto que intento descifrar a través de una pintura que deja entrever el dolor que causa el despertar de un ensueño para enfrentarse a la vida real, recalcando la pérdida de la inocencia a través de la pintura.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2011. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Tus pinturas se basan en fotografías, apuntes del natural o, por el contrario, son fruto de tu imaginación?

R. Desde mis comienzos he utilizado todo tipo de recursos, pero la fotografía siempre ha estado y siempre estará. La fotografía es un pilar fundamental en mi trabajo. He trabajado con mis propias fotos, otras las modifico, las llevo a mi terreno; o incluso –como estoy trabajando en estos momentos– creando imágenes inexistentes a través del collage, montando mis propios personajes como si de un puzle se tratara. Además, en mi caso particular, la fotografía es una gran ayuda. Me resulta complicado trabajar con modelos porque me gusta trabajar en soledad, y ahí la fotografía me permite retratar sin ataduras.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2020. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Crees que el gesto del artista es un lenguaje en sí mismo?

R. La intuición me dice que sí. Muchas veces con una sola pincelada un artista consigue expresar su personalidad, su estilo. Una única pincelada dentro de una obra puede contener toda la carga expresiva de la pieza. Por otro lado, podemos ver cómo el gesto, la manera de pintar, es clave cuando un artista se enfrenta a la misma temática que otro. Es su gesto lo que va a hacer que sea diferente, que sea único. Y me ha ocurrido con frecuencia que por la gestualidad de la obra han identificado que era mía.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título (Vogue episode 6), 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Existe alguna búsqueda simbólica o emocional en la elección de tu paleta cromática?

R. Hay una parte de búsqueda y otra que es un juego. Según el estado de ánimo que tengo, surgen y busco diferentes tonalidades. También influye el tema, ya que según lo que pinte busco una paleta cromática acorde con lo que quiero expresar. Por ejemplo, cuando pinto sobre sexualidad tiendo a usar tonos más rojos. Pero en otras ocasiones introduzco un tono nuevo y juego con el hasta que agoto todas las posibilidades. El juego comienza cuando voy a comprar colores. Soy como una niña en una tienda de chucherías, mirando, tocando, probando.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título (Vogue episode 3), 2011. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Qué han significado tus colaboraciones con la revista Vogue en tu carrera?


R. La colaboración con Vogue me ha dado mucho. Desde la satisfacción de que una publicación como esta aprecie tu trabajo y quiera contar contigo, hasta difusión y visibilidad internacional, sobre todo en Alemania, que es la edición que publica mis imágenes. Es una oportunidad que me ha abierto muchas otras puertas y que está trayendo con el tiempo cosas positivas como nuevos proyectos, pero también una especie de validación, ya que ahora hay nuevos trabajos que surgen y cuando ven que he trabajado con Vogue se reafirman en su elección. Ha sido muy bueno en todos los sentidos.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2011. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué medida crees que han ayudado las redes sociales a dar a conocer tu trabajo?

R. Para mí las redes sociales han sido una herramienta fundamental para dar visibilidad a mi trabajo y para abrir puertas dentro y fuera de España. Las redes sociales son una ventana al mundo y hacen que sucedan cosas inimaginables porque le permiten a gente de todo tipo ver mi trabajo. Si dependiera de mi círculo en A Coruña, nunca me habrían entrevistado periodistas de Londres, Japón… O no me hubiera descubierto y escrito Cat Power. Tampoco habría salido el proyecto con Vogue.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Qué es para ti la belleza y dónde crees que reside?

R. Para mí la belleza no está en las cosas estéticamente bonitas. Mi criterio de lo bello no es el del canon, es otro, es mío. En mi trabajo no busco la belleza, pero creo que sí la encuentro. No creo que esté alineada con la que considera la mayoría de la gente, ya que buscan un tipo de perfección que los transforma en monstruos. Sin embargo, hay otras personas o imágenes que sin ser bellos según los cánones actuales, me atraen. Alguien sin ser bello me puede atraer y sugerir mucho más.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2015. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Cuando llego al estudio lo primero que hago es reflexionar sobre qué obra quiero trabajar ese día. Suelo trabajar en varias piezas a la vez. Por un lado, porque no me gusta centrarme solo en una, pero también por trabajar con el óleo, que tarda en secarse y necesita su tiempo para poder volver a él. Así que me gusta tener opciones y poder pasar de unas obras a otras según cómo esté la pintura o por lo que me apetezca hacer ese día. Eso es así casi siempre, salvo cuando tengo encargos. Después de escoger la obra preparo la paleta y directamente me pongo a trabajar. Me gusta trabajar con música y a todo volumen. A veces incluso me arranco a bailar. Pero hay días en los que no puedo escuchar música y tengo que estar en silencio total. Depende del día y de mi estado de ánimo.

Sobre como trabajo, es cierto que intento tener una rutina. Suelo trabajar por la mañana, pero no muchas horas. De trabajo físico pintando puedo aguantar 5 o 6 horas seguidas. Aún así, luego en casa lo complemento con trabajo de ordenador. Pero también es cierto que a veces se rompe esa rutina con imprevistos que van desde nuevos proyectos. También sucede que voy al estudio y no estoy inspirada, así que decido marcharme y ver una película, leer un libro o dar un paseo.

Y respecto a mi estudio, queda a unos 10 minutos en bici de casa y es un espacio grande, de techos altos y con luz artificial donde trabajo sola. A la entrada hay una zona a modo de recibidor con una nevera, un sofá y libros para cuando vienen visitas y para mis momentos de relax. Después está el área de trabajo, un espacio amplio que me permite distanciarme para coger perspectiva cuando estoy pintando. En esta zona hay una mesa grande y un caballete. Y al fondo está el almacén.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2011. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Tengo muchos, pero destacaría a Lucian Freud, Euan Uglow, Paula Rego, Nobuyoshi Araki, Baselitz, etc. Me fui muy joven a vivir a Londres, allí descubrí la figuración inglesa de Freud, Bacon y Paula Rego. Ellos marcaron mi trabajo y de ahí el inicio de mi evolución como artista. También hay varios escultores y fotógrafos de moda que me atraen y a los que admiro.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2015. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. Ha habido unas cuantas, pero me quedo con la exposición de Bill Viola en el Grand Palais de París. Me emocionó. Me sorprendieron las instalaciones de vídeo y cómo hablaban con el entorno. A mí me gusta y me impresiona mucho la pintura, pero el ver el trabajo de Viola, que no tiene nada que ver con el mío, me causó un gran impacto.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título (Vogue episode 7), 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Si sólo pudieses comprar una obra de un artista coetáneo, ¿de quién sería?

R. De Michaël Borremans. Trata la pintura con mucha intriga. Si pudiera compraría una obra de él y a poder ser muy grande. Estaría todo el día mirándola. Me parece que tiene un misterio especial y creo que no me cansaría nunca de verla.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2014. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. Con un buen trabajo. Aún así es complicado porque, aunque hagas un buen trabajo, si no tienes visibilidad no es fácil. Pero seas hombre o mujer, cuando quieres empujar una visión o un discurso, la mejor forma de hacerlo es trabajando duro.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título (Vogue episode 13), 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado artístico?

R. No me puedo quejar. Vivo de mi trabajo, aunque a veces es complicado. Desde mi percepción, está todo muy estipulado. Para mí, que vengo de artes y oficios en vez de Bellas Artes, ha sido más complicado llegar a las galerías y a los comisarios. La otra opción es hacerlo por tu cuenta, que es más difícil, pero al mismo tiempo creas tu propio mercado.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2014. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. A parte de mi colaboración para la edición alemana de Vogue estoy trabajando en un nuevo proyecto personal sobre la identidad y dos exposiciones que dada la situación no sé si se podrán inaugurar.

 

 

 

Yolanda Dorda, Sin título, 2015. Cortesía de la artista

 

 

 

P. El mundo sin arte sería…

R. Sería vacío. Para mí no podría ser. No tendría sentido.

 

Puedes ver otras obras de Yolanda Dorda en su página web y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.