Felipe Lavín: «Pasamos tanto tiempo inmersos en dilemas que perdemos la capacidad de empatía»

María von Touceda Por María von Touceda
13 Min lectura
El artista nos habla de su investigación y su técnica de trabajo

Solo a través de la observación del mundo podemos comprender qué ocurre a nuestro alrededor, cuestión con la que Felipe Lavín (Santiago, 1987) trabaja a través del objetivo de su cámara.

A través de sus fotografías, Lavín refleja una realidad en la que las personas pierden su identidad en pos de los tiempos que nos han tocado vivir. Una obra que se apoya en grandes teóricos contemporáneos que estudian los porqués de una sociedad que desnaturaliza al individuo.

Su formación como ingeniero hace que las arquitecturas y los no lugares protagonicen el escenario perfecto para esta despersonalización que critica, a la vez que dota de una estética casi futurista, que no es más que un presente del que sabemos que, por desgracia, está tan arraigado que no duele lo suficiente para que le pongamos fin.

Licenciado en Construcción Civil en la Universidad Católica de Chile, este artista y fotógrafo completó su formación con talleres de fotografía en la misma universidad.

Más tarde, durante un intercambio en Canadá, estudió fotografía digital en la Universidad de Montreal y fue ahí donde profundizó su interés por las imágenes urbanas y de arquitectura, base de su investigación artística actual.

 

 

 

Felipe Lavín, Desvanecidos – CDMX II, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. En tu serie Desvanecidos haces una certera reflexión sobre los no-lugares y la despersonalización que ahí sucede. ¿Cómo ha funcionado tu proceso creativo hasta llegar un resultado final tan conciso?

R. Ha sido principalmente por una constante observación de lo que sucede en los no-lugares, sobre todo el comportamiento de la gente que extrañamente se repite en diferentes ciudades del mundo, lo cual me impulsó a investigar más sobre el tema. He estado capturando distintos metros en más de veinte ciudades lo que me ha dado una percepción más precisa de lo que ahí ocurre. Cada serie ha ido mutando para exagerar aún más los conceptos de despersonalización, soledad e individualismo.

 

 

 

Felipe Lavín, Desvanecidos – Buenos Aires III, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. También trabajas este mismo tema en AUSGANG/EXIT sólo que, en este caso, la acción se comete en diversas paradas de metro en las que los ciudadanos están pixelados. ¿Por qué crees que en la época en la que vivimos somos tan invisibles los unos para los otros?

R. Vivimos en una era de un individualismo hipermoderno como dice Gilles Lipovetsky. Creo que cada vez nos cuesta más generar relaciones, lo cual se dificulta aún más en estos lugares de tránsito que exacerban la falta de comunicación y al mismo tiempo la soledad, producto de un ritmo de vida desenfrenado. Pasamos gran tiempo inmersos en nuestros dilemas y los problemas del mundo, tanto que perdemos la capacidad de empatía y percepción del que está frente a nosotros. El antropólogo Marc Augé dice «en el metro no dejamos de rozar la historia de los demás sin encontrarla nunca». Estos pixeles representan justamente que no tenemos la información necesaria del otro para decodificarlos y entablar algún tipo de vínculo.

 

 

 

Felipe Lavín, Altstadt Spandau, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. En muchas de tus otras series tu interés se decanta por las arquitecturas. ¿Qué te aportan estas construcciones para que fijes tu objetivo en ellas?

R. Creo que mi formación como Ingeniero Civil en Construcción ha influenciado mi atracción por la arquitectura. El hecho de entender cómo se construyen estas estructuras tiene una cierta poesía que les otorga mayor valor. Me gusta descontextualizarlas para cambiar la percepción del espectador y resignificar espacios que están en el cotidiano de las personas, además de cuestionar el cómo los habitamos.

 

 

 

Felipe Lavín, Desvanecidos, Rosenthaler Platz, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. También utilizas el vídeo como uno de tus recursos narrativos. ¿Qué valoras más y menos de la imagen en movimiento en comparación con la fotografía?

R. Considero que el video te entrega una mejor percepción de la relación tiempo-espacio, además de aportar mayor dinamismo y profundidad. En cambio, la fotografía puede resumir todo eso en una sola imagen. Por lo mismo me gusta trabajar ambos medios para que la serie se entienda mejor en su conjunto.

 

 

 

 

 

 

 

P. ¿Con qué equipo básico sueles salir a trabajar?

R. Uso una Nikon D850 por lo general con un lente 24-70mm y un iPhone.

 

 

 

Felipe Lavín, SurPanorama – Lima, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. En los lugares que tomas como modelos y durante la edición de las fotografías, ¿hay alguna búsqueda emocional o simbólica en la elección de los colores?

R. Yo diría que esa elección de color es más bien inconsciente, aunque por lo general busco espacios que sean visualmente atractivos. Todo depende de la serie, pero en el caso de Desvanecidos, los colores que aparecen son totalmente al azar y eso es lo interesante, ya que una vez que estoy en la edición es donde realmente puedo ver el reflejo de la sociedad en un Pantone de colores.

 

 

 

Felipe Lavín, Hilvanando Sur, SurPanorama Lima, 2018. Vistas de la instalación en el San Francisco Museum. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué medida crees que han ayudado las redes sociales a dar a conocer tu trabajo?

R. Ayudan muchísimo, sobre todo Instagram en mi caso. Es una excelente herramienta de difusión.

 

 

 

Felipe Lavín, Desvanecidos – Santiago I, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Qué es para ti la belleza y dónde crees que reside?

R. La belleza es lo que provoca placer y está en las cosas simples de la vida, en lo cotidiano. Reside en la percepción del observador contemplativo.

 

 

 

Felipe Lavín, PanoramUP – Linea 4 Santiago, 2017. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. No suelo tener una rutina muy definida, aunque trabajo mucho más en las tardes. Comparto una casa taller con más artistas, pero trabajo solo en mi propio espacio. Disfruto de esa soledad y concentración que por lo general va acompañada de música que varía según el estado de ánimo. Mi trabajo varía mucho, a veces paso encerrado editando, otros días enteros de grabar y tomar fotos, otros enmarcando o armando mis cajas de luz. Es bastante dinámico, si no me aburro.

 

 

 

Felipe Lavín, PanoramUP – Linea 4 Santiago, 2017. Vistas de la instalación. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Bernd y Hilla Becher junto a sus discípulos como Andreas Gursky, Candida Höfer, etc.

 

 

 

Felipe Lavín, Eisenacher Strasse, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo ves el panorama artístico en Chile?

R. En Chile hay excelentes artistas y de diferentes generaciones, sin embargo, la escena es muy pequeña. Siento que el chileno no valora tanto el arte y por lo mismo hay poca filantropía y coleccionismo. Últimamente eso ha ido en aumento al igual que la presencia del arte chileno en el extranjero, pero aún nos queda un gran camino por recorrer.

 

 

 

Felipe Lavín, SubPanorama – Madrid I, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. Difícil elegir, pero me impactó mucho According to What? de Ai Weiwei en el Brooklyn Museum. Me encantó también una retrospectiva de Julio Le Parc en el Pérez Art Museum de Miami y fue muy impresionante la exposición de Damien Hirst Treasures from the Wreck of the Unbelievable en Venecia.

 

 

 

Felipe Lavín, PanoramUP – NY I, 2019. Cortesía del artista

 

 

 

P. Si sólo pudieses comprar una obra de un artista coetáneo, ¿de quién sería?

R. Marlon de Azambuja.

 

 

 

Felipe Lavín, Konstanzer Strasse, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. Priorizar la paridad en los proyectos curatoriales, como también potenciar y visibilizar el trabajo ya realizado por mujeres a través de la historia. Poner énfasis en la cuota de género en las colecciones de museos, instituciones y de privados.

 

 

 

Felipe Lavín, Patrones Obsesivos, Cobre. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado artístico?

R. En mi caso ha sido muy importante ser parte de ese mercado ya que al dedicarme 100% al arte, es la única manera de solventar mi trabajo. Gracias a ese mercado es que puedo pagar mis cuentas, seguir trabajando y produciendo obras. Además, el mismo mercado también contribuye a la difusión de las obras lo cual es fundamental.

 

 

 

Felipe Lavín, Blissestrasse, 2018. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué medida ha afectado la covid-19 a tu producción artística?

R. Por un lado, el confinamiento me ha impedido salir a tomar fotos y grabar, lo cual ha dificultado la producción de nuevas obras. Sin embargo, tenía bastante material para revisar de viajes o proyectos anteriores, por lo tanto, he aprovechado de terminar esos trabajos pendientes que antes no le había dedicado el tiempo. Por otro lado, ha sido un periodo de mucha reflexión y de absorber conocimientos nuevos. He dedicado mi tiempo para investigar, leer, ver documentales y tantas otras cosas que a futuro seguro se integrarán en mi trabajo.

 

 

 

Felipe Lavín, Patrones Obsesivos, Alto II. Cortesía del artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. Estoy investigando sobre varias temáticas y conceptos como la postfotografía, el individualismo hipermoderno, sobremodernidad e hiperconsumismo.

 

 

 

Felipe Lavín, Desvanecidos – CDMX XIII, 2020. Cortesía del artista

 

 

 

P. El mundo sin arte sería…

R. Un mundo sin alma y sin historia.

 

 

Felipe Lavín es parte del proyecto Reset: Tales from The Vanguard, organizado por el Programa Taide, Colección Aldebarán y ArtNexus. Puedes ver más obras del artista su página web y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.