Artistas nos hablan de sus incursiones en la moda desde sus diferentes puntos de vista
La relación entre arte y moda a veces es tan estrecha que las prendas se convierten en trabajos artísticos dignos de admiración más allá de tiendas y pasarelas.
Hemos elegido cinco tendencias de moda en las que artistas colaboran con marcas o artistas se convierten en sus propias marcas.
Cada una de ellas tiene un carácter especial y nos ayudan a trazar el lado B de la moda española. Mina K trabaja en colaboración con Luis Alonso Atelier en el desarrollo de abrigos y camisas; Estefanía Martín Sáenz produce camisetas, parches y sudaderas con una iconografía que le devuelve a su juventud; Júlia Badia Bellés realiza estampados para grandes marcas; Irene Clémentine crea piezas inspiradas en el Barroco; y KI-FI, colectivo gallego que presenta sus colecciones en forma de exposiciones.
Mina K
Mina K (Santander, 1992) es una artista conocida por su faceta punk que, en esta ocasión, ha colaborado con el modisto, también santanderino, Luis Alonso Atelier en la elaboración de unos abrigos que se han convertido en objeto de deseo para el público más vanguardista.
Tras una llamada en la que se confesaron la mutua admiración por el trabajo de cada uno, Mina K pensó que ya que le apasionaba la moda, pues «¿qué mejor manera de iniciar una incursión en la moda más que de la mano de un maestro como Luis?».
Tras un sí rotundo, pero teniendo en cuenta que no es tan sencillo aunar dos disciplinas como las suyas intentaron conseguir «el equilibrio perfecto lo elegante y lo ‘trash'».
Hasta la fecha la experimentación en este campo por parte de la artista se había ceñido a aspectos muy básicos como el juego de los rotuladores textiles sobre camisetas de algodón; cosido de parches sobre su propia ropa, creación de bolsos con pañuelos o retales de telas. «Recursos muy primitivos, aunque resultones, nada que ver con el trabajo de los tejidos de lujo con los que he tenido el placer de trabajar en el Atelier Luis Alonso, una maravilla».
Tras esta experiencia provechosa en la moda, Mina K seguirá trabajando con textiles. «Cada día de trabajo en el atelier se convertía en una sesión de charlas e intercambios de ideas y perspectivas muy nutritiva, el hecho de ir intercambiando nuestros conocimientos y aspiraciones se convertía en un trabajo prácticamente diario de investigación donde iba encontrando y desentramando nuevas y mejores formas de traducir mi método de trabajo en un medio tan radicalmente diferente al que estaba acostumbrada».
De esta manera, casi sin darse cuenta, encontró en esta faceta una técnica perfecta con la que adecuar su imaginario. «De repente las agujas se convirtieron en una herramienta más en mi propio taller y ya es algo totalmente normalizado en mi rutina, donde, efectivamente, sigo creando nuevas piezas».
El trabajo final les ha convencido tanto que continuarán aunando sus esfuerzos.»Voy a volver a colaborar con Luis próximamente para desarrollar una serie de camisas unisex de corte japonés, un tejido exquisito que mezcla algodón y lino», afirma.
Lee nuestra entrevista con Mina K aquí. Puedes ver más de la artista en su perfil de Instagram.
Estefanía Martín Sáenz
Estefanía Martín Sáenz (Bilbao, 1982) es una artista cuya obra gira en torno al bordado y que ahora ha convertido esta técnica en su propia marca elaborando parches, camisetas y sudaderas con motivos icónicos que arrasan entre el público.
Esta artista vasca da el paso hacia la moda de una manera natural. «Decidí comprar una maquina bordadora para poder suplir las carencias del bordado manual. El primer bordado como prueba fue algo sencillo, una frase que hace referencia a Britney Spears, If Britney survived 2007 you can handle today. Para mi sorpresa ahí comenzaron los primeros pedidos”, nos cuenta.
Los motivos icónicos con los que trabaja vienen a raíz de su experiencia vital. «Nací a principios de los ochenta así que gran parte de la iconografía bebe de esa época y de los noventa, por supuesto. Pero bordo lo que realmente me gustaría llevar en una sudadera. Los clásicos del cine como Los pájaros de Hitchock, series de culto como Twin Peaks y cantantes como Britney (soy muy fan) o personajes como Jackie Kennedy son lo que te puedes encontrar entre los diseños», afirma.
Por otra parte, reniega de otros motivos que el mercado lleva monetizando con éxito desde hace tiempo. «Ahora bien, no veras ni a Fridas, Audreys, Amelies, Dalís y compañía, ¡me niego!». También borda detalles de obras del Renacimiento, Barroco y los acompaña con frases a modo de meme.
La acogida de sus diseños ha sido muy buena. «Creo que tener un diseño casi exclusivo de algo que eres muy fan y encima bordado es algo que a la gente le gusta. ¡Incluso los diseños que son míos como la serie En llamas, funcionan muy bien!»
Ahora se encuentra trabajando en un proyecto que se titula 58.731 puntadas para hacer desaparecer. Se trata de realizar desde el diseño digital una serie de patrones en el que el bordado tapa el estampado de la tela base y a su vez hacer una serie de fallos de color como si la maquina los hubiese cometido. «Al escoger un tono de hilo similar al fondo de la tela base parece que la máquina, mediante un pespunte simple, desdibuja de manera muy sutil dejando una apariencia mecánica», nos cuenta Estefanía.
Puedes leer nuestra entrevista con Estefanía Martín Sáenz aquí. Tienes más de la artista en su página web y perfil de Instagram.
Júlia Badia Bellés
Júlia Badia Bellés (Benicàssim, 1994) es ilustradora y diseñadora gráfica textil. Graduada en Bellas Artes, con un posgrado en Ilustración de moda en Barcelona realiza estampados para grandes marcas a través del taller creativo Bonavista, compartido con la también diseñadora Glòria Esteve.
Trabaja para proveedores de marcas del grupo Inditex: Zara, Pull & Bear, Bershka, Oysho, también con otras importantes como Mango, El Corte Inglés y La Redoute.
Júlia encuentra la inspiración en las obras de artistas plásticos: ilustradoras, fotógrafas o pinturas ya sean contemporáneas como antiguas. «También me gusta rescatar y recrear estampados de prendas vintage. Y por supuesto cuando el cliente lo pide, de las tendencias o desfiles de la temporada», apunta.
Existen diferencias entre el público de su obra plástica y el de la textil y el público de Instagram le sirve de barómetro. «En mi caso, valoran más mi faceta como diseñadora gráfica textil que mis ilustraciones más personales. Puede ser que la respuesta sea ese punto comercial que se le da a un estampado cuando lo integras en una prenda, y más si esa prenda es accesible al público a través de una marca muy reconocida», nos cuenta. Puedes ver más de la artista en su perfil de Instagram.
Irene Clémentine
Irene Clémentine (Bilbao, 1985) lleva desde el 2008 involucrada en la creación artística textil. Ha trabajado e investigado en ciudades como Berlín, Firenze, Nueva York y Roma.
A través de su graduación en Historia del Arte se hace palpable su interés por la integración del estilo barroco en sus prendas. En 2015, abrió su propio negocio, Villa Clementine, con el que logra clientes tan destacados como Vogue, Esquire, Vice, Pressure magazine, entre muchos otros.
Esta diseñadora nos cuenta de dónde viene su pasión por el Barroco. «Hay dos fenómenos característicos del Barroco que me interesan especialmente y que construyen mi imaginario visual para la creación de piezas de vestuario y escenografías: el tiempo que pasa y que todo lo destruye (el hombre es testigo de la destrucción del mundo) y la violencia». Y explica: «En el Barroco se abandonan los ideales humanistas y prospera, en contraste, una mezcolanza entre la religiosidad más profunda y la desilusión y el desengaño propios de un mundo sin leyes y sin guía. Violento».
Todos los rasgos del Barroco se aplican de una manera u otras a sus prendas. «El objetivo de mis prendas no es la funcionalidad, es el poderte montar una película cuando te las pongas. La vida puede ser muy gris y es necesario cambiar el entorno más inmediato para generar esa sensación de evasión, tan barroca por otra parte», afirma.
Los materiales con los que trabaja también ayudan a que estas particularidades barrocas se puedan aplicar a su trabajo. Así, la artista utiliza tejido antiguo, linos, sangallos, bordados, encajes, antiguas piezas de seda, colchas, sábanas, etc., pero también rasos, tafetas y organza para crear volúmenes exagerados, brillos y volantes.
Irene Clémentine se ve a sí misma como si restaurara un edificio añadiendo las partes que faltan o modificando otras que se han quedado desfasadas. «Cuando trabajo con linos me gusta dejar las diferentes tonalidades, para diferenciar lo antiguo de lo nuevo, como en las esculturas grecolatinas. En otras ocasionas creo la pieza de cero, pero casi siempre a partir de patrones antiguos que modifico sutilmente para modernizar un poco las formas», nos cuenta sobre su proceso creativo.
Desde el año pasado y tras su estancia en Roma, gracias a la beca de la Real Academia de España, está aprendiendo a elaborar corsets siguiendo el modelo de corpetto italiano del 1700, y en esto tiene puesta casi toda su energía ahora mismo.
Sus piezas son para un sector del público específico, cuyo objetivo, más que la funcionalidad, es la teatralidad y la exclusivisidad. «Yo hago piezas muy teatrales, pensadas para escena y no hago colecciones. Son piezas únicas que la mayor parte de las veces elaboro por encargo y a medida. Mi público son personas que aprecian esta exclusividad y que buscan algo especial y artesano. Te tiene que dar igual si te lo pondrás o no», zanja.
Ahora se encuentra trabajando en un nuevo proyecto escenográfico en Roma que espera que se concrete el próximo otoño, pero aún no puede contarnos mucho más. Mientras tanto continuará sacando piezas únicas y colecciones limitadas que va comercializando en su nueva web. Puedes ver más obras de Irene Clémentine en su página web y perfil de Instagram.
KI-FI
KI-FI es un colectivo gallego formado por creativos de diversos campos a finales de 2017 para hacer moda en un momento en el que el arte, el diseño, la fotografía, la música y otras tantas disciplinas artísticas, son necesarias para elaborar un producto exclusivo, original y acorde con las exigencias de un presente devorado por ropa lowcost y multinacionales acaparadoras. La alternativa es desarrollar un concepto único de marca y arte.
«Somos artistas multidisciplinares. Nos encanta la pintura, la música y el audiovisual. A través de la moda hemos encontrado un canal para poner todas esas disciplinas en marcha en torno a un proyecto comercial. Tenemos más conexión con el mundo del arte y con artistas que con el mundo de la moda».
De ahí las colaboraciones que han surgido con artistas como Olmo Blanco, Diana Reinoso, Judith Adataberna, Milena Colella, Gorda Joyería y otras que están por llegar.
Además, suelen presentar sus colecciones de forma expositiva, con proyecciones, fotografías, gráficas. «Es un formato que conocemos y con el que nosotros y nuestro círculo se identifica más que con las pasarelas de moda o eventos del típicos del sector».
KI-FI ve el mundo de la moda el contexto geográfico gallego con ingredientes para el desarrollo de nuevas firma así como infraestructura. «Sin embargo, la gran parte de las propuestas interesantes que aparecen pasan por debajo del radar de la inmensa mayoría del público. A no ser que salgas con un proyecto empresarial grande, es difícil que puedas acceder a gran parte de esa infraestructura textil, y de las redes de distribución», lamenta.
También hacen hincapié en los fallos que allí se encuentran como la falta de eventos y espacios que promocionen, en general, el talento creativo, pero confiesan estar muy contentos de estar en Galicia y en contacto con tantos creativos de diversas disciplinas que «nos inspiran constantemente, pero echamos de menos el apoyo y las redes que se generan en otros lugares».
Pese a estos puntos bajos la respuesta del público a las piezas de KI-FI es muy positiva. «Tenemos un público bastante pasional y super variado. Realmente las prendas nos son tan locas, es más bien nuestra propuesta de imagen lo que las convierte en “vanguardistas”. Nos encanta divertirnos con los estilismos y localizaciones», comenta.
Trabajan para que todo el mundo pueda ponerse una KI-FI. Para esto han encontrado una estrategia perfecta. «En la última colección hicimos unas fotos de lookbook geniales con Adataberna. Son fotos más neutras donde la prenda tiene todo el protagonismo. Esto ayuda al cliente a sentirse más identificado con el producto y nos ha funcionado muy bien. Tenemos un showroom en nuestro estudio en Vigo. La gente nos escribe y viene a vernos». Así de fácil.
Puedes ver más del colectivo KI-FI en su perfil de Instagram.