Manu Muñoz: “Me muevo por impulsos muy primitivos cuando trabajo”

María von Touceda Por María von Touceda
11 Min lectura
El artista nos habla de su carrera, sus inspiraciones y de su imaginario

Partiendo del mundo del grafiti y tras pasar por su primera exposición colectiva, Manu Muñoz (Cabo de Gata, 1977) decidió dedicarse por completo al mundo del arte y forjar su estilo hasta brindarnos el refinamiento de su colorida pintura que podemos ver a día de hoy.

Este artista almeriense ha expuesto por el territorio nacional y gran parte del extranjero como en Japón, Bélgica, Estados Unidos, entre otros muchos países.

Su trabajo ha sido galardonado y reconocido con varios premios locales y nacionales como el Premio Andalucía Joven de Artes Plásticas. Hoy conocermos sus inspiraciones y motivaciones.

 

 

Manu Muñoz, Bang, 2020. Cortesía del artista

 

 

P. ¿En qué medida crees que ha influenciado el arte oriental a tu trabajo?

R. Imagino que en la misma proporción que casi todo lo que veo a diario. Quizá su exotismo, visto desde una perspectiva occidental, lo hace más notable en una visión general de mi trabajo.

 

 

Manu Muñoz, Iroppoi, 2019. Cortesía del artista

 

 

P. En algunas de tus obras el claroscuro barroco también tiene presencia. ¿Qué destacarías de este movimiento para que siga emocionándonos tanto en la época actual?

R. Así es. El Barroco, como gran corriente, asienta una de las bases importantes del arte. No creo que pueda entenderse el arte actual ni futuro sin el Barroco, es obvio. Quizá su vigencia, entre otros aspectos, se deba a que el Barroco tiene ese algo artificial e ilusorio que entronca bien con lo que estamos viviendo hoy. La intención de ir “más allá” que lleva implícita casi toda obra de arte creo que se la debemos a este periodo.

 

 

Manu Muñoz, Coral Tree Maid, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. ¿A qué se debe esa preponderancia del color rosa en muchas de tus pinturas? ¿Buscas algún tipo de carga emocional en la elección de tu paleta?

R. Sinceramente, la razón exacta no la sé. Tampoco creo que haya conexiones de tipo emocional o técnico. Llegó en algún momento y por ahora se queda. Gran parte de mi trabajo lo realizo de una manera bastante involuntaria, poco racional podría decirse, seguro que hay una o varias razones de fondo, pero es un viaje largo ponerse a buscarlas. Me muevo por impulsos muy primitivos cuando trabajo, siempre en continuo diálogo con las obras.

 

 

Manu Muñoz, La reine de la Martinique, 2020. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Qué tiene que tener una imagen para que te resulte inspiradora?

R. Pues varía según el momento. Pienso que cada día somos una nueva persona, al menos diferente a la de ayer y a lo que vamos a ser mañana, por lo cual nuestra percepción y nuestros gustos también cambian. Básicamente debe llevarme lejos o sentir como me golpea. Sentir que quieres más de eso. La mejor droga es la que entra por los ojos.

 

 

Manu Muñoz, Random Glitch, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. Hablando de artistas, son tantos años en esto que la lista podría ser larguísima. Al principio, en los años 90, perdía la cabeza con Goya, Rembrandt, Fortuny, Ribera y algún clásico más. Luego llegaron Lautrec, Sargent y Sorolla, Barceló, José María Sicilia. Podría decir decenas. Actualmente es tal la cantidad de artistas que puedes descubrir que casi no te da tiempo a estudiarlos con detenimiento, pero los disfruto igual. Richter, me fascina, Kapoor, Fiona Rae, Albert Oehlen, Yturralde. Algunos coetáneos españoles también me resultan bastante inspiradores por la calidad de su trabajo y por lo que me transmiten: Manuel León, Ana Barriga, Serzo, Miquel Aparici, Paco de la Torre…

 

 

Manu Muñoz, El dragón y la madreselva, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha emocionado más?

R. Anish Kapoor en la Tate hace unos cinco o seis años. En general me impresionó y me emocionó bastante, pero sobre todo me enseñó que la representación artística se puede llevar muy alto y muy lejos.

 

 

Manu Muñoz, Honey Suckle And Pheasant, 2019. Cortesía del artista

 

 

P. Has expuesto por gran parte del extranjero. ¿En qué país dirías que te has sentido más valorado?

R. Diría que en México. La forma que tienen de dinamizar las propuestas, esa energía con la que hacen todo. Me gusta y a la vez me crea cierta frustración cuando, inevitablemente, lo comparas con el panorama aquí. Pero eso es otro tema.

 

 

Manu Muñoz, Djongomani, 2018. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. No hay un día igual a otro en cuanto a mi trabajo se refiere. Entre otras cosas porque solo entro al taller si me siento bien, muy a tope anímicamente. Nunca he querido pintar si estoy jodido, ni siquiera un poco jodido, porque eso va a quedar de alguna manera fosilizado en las obras y sinceramente no me apetece [risas]. Es todo muy aleatorio y quizá provoco que así sea. 
Mi taller está en Cabo de Gata, junto a la playa, aquí la luz a veces es hasta excesiva, pero la posición de las ventanas la filtra bastante bien. Me gustaría tener un espacio bien organizado, pero es una utopía, jamás lo conseguiré. Al desorden hay que sumarle que los días de viento de poniente la arena se mete por las rendijas de las puertas y las ventanas y forman una pequeña duna en la entrada, así, tal cual. Los días que trabajo suelo hacerlo unas 9 ó 10 horas, si paro es porque llega alguna visita, lo cual ocurre con poca frecuencia porque aquí vive muy poca gente. No tengo un sistema de trabajo propiamente dicho, salvo que antes de llegar al taller preparo una especie de bocetos en casa para trabajar en la obra de una forma fluida y esquivar posibles dudas.

 

 

Manu Muñoz, Underwater Still Life, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. La mejor no sé si es, pero un buen principio sería que la mujer ocupara el espacio que se le ha negado durante siglos, no solamente en el arte sino en otros ámbitos sociales o profesionales. Una vez conquistado ese espacio, brindar todo el apoyo para que haya un crecimiento individual que nos lleve a una igualdad real y global. No sé si “luchar contra” es la mejor estrategia, creo que funcionan mejor las luchas “a favor de”.

 

 

Manu Muñoz, Oddity, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado del arte?

R. Muy positivamente. Creo que poder vender un trabajo con el cual has disfrutado mientras lo producías es una cosa maravillosa. Afortunadamente vendo casi todo, apenas conservo obra de estos 25 años de carrera. Soy muy mal vendedor, así que desde hace unos años me encomiendo a las galerías con las que trabajo y dejo que desarrollen esa labor.

 

 

Manu Muñoz, Fall from the magic carpet, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?



R. Estoy ultimando las obras que irán a finales de febrero a JustMad, con la Galería Lucía Dueñas y que expondré también en su espacio de Oviedo allá por el mes de mayo. Son varias piezas de formato medio/grande, donde toco temas recurrentes en mi obra de los últimos diez años: animales, plantas, un pequeño guiño a la pintura naturalista pero con una ejecución muy bestia, muy libre. También ando jugando con el retrato como estructura formalista para luego llevarlo a “mi terreno”.

 

 

Manu Muñoz, Into The North/Looking for Lucy, 2017. Cortesía del artista

 

 

P. El mundo sin arte sería…

R. …¿un zoo abandonado? [risas].

 

 

Manu Muñoz tiene una visión muy concisa de todo lo que lo rodea y sabe qué elementos plasmar para dar rienda suelta a su factura casi fotográfica y convertirlos en algo a lo que admirar.

Su pintura tiene un carácter alegre propio de la vida en sur, que responde a una manera de ver su entorno donde la luz lo inunda todo.

El trabajo de Muñoz, además de ser preciosista, responde a una mirada entrenada propia de un pintor que hace del oficio un ‘modus vivendi’ del que el espectador también puede gozar a través de sus obras y de su cariz jubiloso.

 

 

Puedes ver otras obras de Manu Muñoz en su página web y su perfil de Instagram.

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Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.