Helena Toraño: «Quiero ofrecer una vía de escape, una parada para descansar y disfrutar»

María von Touceda Por María von Touceda
13 Min lectura
La pintora asturiana Helena Toraño nos habla de su carrera, sus inspiraciones y de su proceso creativo

Hay artistas cuya transgresión consiste en realizar una obra de aspecto agradable, como es el caso de Helena Toraño (Oviedo, 1984) que, en medio de este mundo hostil, decide representar las cosas buenas de la vida.

Su obra refleja un profundo lirismo, del que también hace gala en su faceta musical dentro del grupo Los Bonsáis en el canta, compone y toca la guitarra junto con con Nel González.

Toraño es consciente del lado terrible de la vida, pero prefiere girar su mirada hacia lo bueno. De modo que su actitud positiva se proyecta en su obras que, a la vez, tiñen de esta agradable sensación a un público acostumbrado al horror. El espectador disfruta de cada una de sus obras, en las que la belleza y la bondad se unen a la manera griega, sin que ese positivismo que destila se torne tóxico.

Su licenciatura en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco era el paso lógico y natural para esta artista asturiana que ya desde su infancia presenta un gran interés y pasión por la pintura.

En 2014, fue galardonada Premio Asturias Joven de Artes Plásticas, un paso más en su carrera que le ha abierto varias puertas, entre ellas, la de la Galería Gema Llamazares de Gijón que la representa desde 2016.

Ha expuesto individual y colectivamente en gran parte del territorio nacional y participado en ferias tan prestigiosas como JustMad7 y Art Marbella, entre otras.

 

 

 

Helena Toraño, El final de verano, 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Tus pinturas proyectan una paz especial y funcionan casi como un bálsamo para el alma. ¿Por qué te has decantado por transmitir esa sensación?

R. El ritmo del día a día no para, todo el mundo tiene prisa y yo quiero ofrecer una vía de escape, una «parada» para descansar y disfrutar de la calma.

 

 

 

Helena Toraño, Día libre, 2019. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Los paisajes marítimos y la vegetación exuberante forman parte de tu imaginario. ¿Está esto relacionado con tu condición de asturiana?

R. Sí, por supuesto. Vivo en Oviedo pero crecí en Llanes, rodeada de praos, montañas y playas. Por eso la belleza del paisaje me emociona e inspira muchísimo. Mires donde mires todo es verde y azul; huele a hierba y a mar. ¡Alucinante!

 

 

 

Helena Toraño, Entresemana, 2016. Cortesía de la artista

 

 

 

P. En muchas de tus obras aparecen mujeres tendidas, en actitud relajada, leyendo, escuchando música, muchas en sofás. ¿A qué se debe la elección de esta postura?

R. Hace un tiempo empezó a interesarme esa sensación de astenia y galbana que invade en primavera. Me gusta representar momentos en los que puedes dedicarte a ti misma. A veces parecen insignificantes, pero en ellos reside lo mejor del día y eso los hace dignos de ser plasmados. Paradójicamente, soy muy activa y no paro de hacer cosas ni durmiendo (sueño compulsivamente), así que puede que estas posturas recurrentes sean mi «objeto de deseo». Pinto lo que me gustaría estar haciendo, pero no hago, porque prefiero pintarlo.

 

 

 

Helena Toraño, Servicios secretos, 2017. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Existe un predominio del rosa, el azul y el verde en el conjunto de tus pinturas. ¿Hay alguna búsqueda emocional o simbólica en la elección de estos colores?

R. Así como la composición es algo que tengo muy claro antes de comenzar un cuadro, los colores los decido siempre sobre el lienzo, es algo más intuitivo. A la hora de elegir no tengo en cuenta lo emocional, sino lo formal, algo relacionado con equilibrios y armonías. Me gustan los colores vivos y los contrastes. El predominio del azul y verde puede ser por lo que comenté antes: siempre he estado rodeada de esos tonos; y el rosa siempre ha sido mi color preferido; me encanta como funciona al lado de los anteriores.

 

 

 

Helena Toraño, Dulce sensación, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué medida crees que han ayudado las redes sociales a dar a conocer tu trabajo?

R. Como herramienta de difusión es muy potente. He mantenido contacto, por ejemplo, con personas de Canadá o de EE.UU que, de no ser por Internet, quizás nunca hubiesen conocido mis pinturas. Las redes sociales son un escaparate increíble, pero, para hacerlo bien, hay que dedicarles bastante tiempo porque, además de promocionar tu trabajo, lo interesante es investigar y descubrir el de otras personas. De todas maneras, sigo siendo muy «analógica» y pienso que no hay mejor red social que una buena galería, activa y dinámica que se encargue de dar visibilidad y soporte a tu trabajo.

 

 

 

Helena Toraño, La coleccionista, 2015. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Qué es para ti la belleza y dónde crees que reside?

R. Esto es difícil de explicar, pero para mí tiene que ver con la atracción y la capacidad de emocionar, de trasladarte. La belleza es algo poderoso que hipnotiza. Reside en cualquier lugar, ¡estamos rodeados!

 

 

 

Helena Toraño, Luz azul, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Sigues alguna rutina para trabajar?

R. Tengo una rutina muy marcada. Me levanto a las 07:00 con mucha energía así que aprovecho bien la mañana. He habilitado una habitación de mi piso como estudio y tardo muy poco en «llegar al trabajo»; normalmente a las 07:30 ya estoy pincel en mano. Suelo pintar cinco o seis horas antes de comer y por la tarde dos o tres. Sobre las 18:00 me pongo con cosas como contestar emails o echar un vistazo a las redes sociales.

De hecho, mi piso es muy luminoso y me encanta pintar con luz natural, que es lo que hago siempre que las nubes me lo permiten. Cuando el día está oscuro (en invierno siempre), no queda otra que encender los focos y servirme de luz artificial. Trabajar en silencio es algo impensable. Siempre estoy escuchando la radio o música: Northern soul, indie pop, yeyé…

 

 

 

Helena Toraño, La lectora, 2016. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿A quiénes señalarías como tus principales referentes?

R. De algunos me atraen sus obras y de otros, además, sus vidas apasionantes. Los que me vienen a la cabeza serían David Hockney, Henri Rousseau, Edward Hopper, Charlotte Salomon, Félix Vallotton, Gertrude Abercrombie, Leonora Carrington, Eric Rohmer, Agnès Varda, Marie Laurencin, Florine Stettheimer, Einar Jolin…

 

 

 

Helena Toraño, Las horas libres 2. De la A a la Z, 2016. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cómo ves el panorama artístico de tu generación?

R. Nos ha tocado vivir una época con varias crisis económicas y con lo que estas suponen (desaparición de certámenes y becas, disminución de las dotaciones económicas de los mismos, pocas adquisiciones por parte de las instituciones…) pero a pesar de todo, hay artistas realizando trabajos realmente interesantes. Por citarte algunos de los que más me gustan: Alejandra Freymann, Juan de la Rica, Los Bravú, Guillermo Peñalver, Estefanía Martín Sáenz, Federico Granell…

 

 

 

Helena Toraño, Las horas libres. 33 r.p.m, 2016. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Recuerdas qué exposición, de todas las que has visitado, te ha impactado más?

R. Tuve la oportunidad de ir a la exposición de David Hockney en la Tate Britain (Londres) en 2017 y fue alucinante. De hecho, ver los cuadros más míticos de uno de mis artistas favoritos, en vivo, fue una experiencia increíble y enriquecedora. ¡Salí de allí muy feliz!

 

 

 

Helena Toraño, Plantas de interior, 2017. Cortesía de la artista

 

 

 

P. Si sólo pudieses comprar una obra de un artista coetáneo, ¿de quién sería?

R. Aunque no la conozco personalmente, una de las que más me gustan (y además asturiana) es Chechu Álava. Sus cuadros tienen algo mágico que hechiza.

 

 

 

Helena Toraño, La fábula, 2017. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cuál crees que es la mejor estrategia para combatir el machismo en el mundo del arte?

R. La mejor estrategia, no solo en el mundo del arte, es la educación y, aunque parezca algo evidente a la vista está que a veces brilla por su ausencia, el sentido común.

 

 

 

Helena Toraño, Adormiladas, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿Cómo valoras tu relación con el mercado artístico?

R. Yo me vendo fatal, pero tengo la suerte de llevar unos años trabajando con la galería Gema Llamazares de Gijón. Son Gema y su hija Diana las que se encargan de esa parte de manera estupenda.

 

 

 

Helena Toraño, Sobremesa, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué medida ha afectado la covid-19 a tu producción?

R. Cuando estalló todo llevaba dos meses trabajando en una nueva serie. Al principio iba a ser una reflexión sobre el lenguaje cinematográfico, pero me resultaba imposible abstraerme de la situación y me parecía poco natural desarrollar una idea en la que no estaba inmersa. De hecho, cambié de rumbo y me centré en crear espacios abiertos e instantes apetecibles. Necesitaba escaparme, salir de mi casa, aunque fuese mediante la pintura.

 

 

 

Helena Toraño, Imagen realizada para la edición El gran Gatsby, Uve books, 2016. Cortesía de la artista

 

 

 

P. ¿En qué estás trabajando ahora?

R. En una serie de cuadros que expondré en la galería Gema Llamazares (Gijón) a partir de mediados de septiembre, abriendo la temporada. Se llamará El soplo de los días y confío en que sea una bocanada de aire fresco después de este año tan atípico.

 

 

 

Helena Toraño, Soñar el verano, 2018. Cortesía de la artista

 

 

 

P. El mundo sin arte sería… 

R. Un sinsentido, triste y falto de emoción.

 

 

Puedes ver más obras de Helena Toraño en su página web o su perfil de Instagram.

Compartir este artículo
Seguir:
Crítica de arte contemporáneo y escritora. Es autora de las novelas 'Crítica del vicio' (2016) y 'Coito Ergo Sum' (2019), ambas publicadas por La Marca Negra Ediciones.